El ajo blanco malagueño es muy típico en mi región y, aunque yo ya no viva en mi pueblo, la verdad que me he traído la costumbre a mi casa. Es una receta que se hace mucho en verano porque da gustito tomarlo y te quita un poquito el calor aplastante.
Se pone el pan a remojo en un bol con un litro de agua, y se deja en la nevera durante una hora para que esté bien fresquito.
Se escaldan las almendras con el agua hirviendo a fuego medio de forma que, al sacarlas, se puedan pelar sin problemas. Ahora, eso sí, es importante darles un agua fresquita.
Se ponen en una batidora los ajos, pelados y picados, junto con las almendras, también peladas, y un poco de sal. Después, se añade el pan remojado fresquito, y se mezcla todo bien. Se trata de que quede una pasta fina, por lo que hay que añadirle el aceite lentamente para que se ligue. Después se le añade el vinagre y se mezcla bien de nuevo.
Por último, se le echa el agua fresca lentamente al ajo blanco para mezclarlo, y se coloca en un bol grande para servirlo.