Esta asadura de cerdo queda muy crujiente por la forma de hacerlo. Siempre he probado a hacerlo de mil formas y, sin duda alguna, me quedo con ésta. No es nada difícil y, si el cerdo es bueno, el sabor es aún mejor.
Tenemos que cortar el hígado de cerdo en trozos pequeños y, conforme los vayamos teniendo, ir colocándolos en un bol con agua abundante para que suelten la sangre durante unos 15 minutos más o menos.
Colocamos una olla en el fuego y echamos la mantequilla en ella. La ponemos a fuego lento y echamos los dientes de ajo machacados. Una vez que tomen un color doradito, echamos los trozos de asadura de cerdo en la olla con un par de cucharadas de orégano. Lo removemos bastante para que el cerdo quede crujiente y sabroso pero que no se queme. Pasados unos minutos, se sala al gusto y se sirve calentito.