Bizcocho amarmolado

El bizcocho amarmolado, además de tener un sabor riquísimo, tiene una presentación espectacular, ya que cuando sirves las raciones, presenta el dibujo característico de dicha piedra, y no siendo ninguna igual a la anterior. Gusta tanto a los nichos como a los adultos, no solo por su sabor sino también por la apariencia.

Lo primero que se tiene que hacer es ablandar la mantequilla, para ello hay que sacarla de la nevera, se deja un rato y si no aún no está lo suficientemente blanda, se puede rallar con un rallador de agujero ancho.
A continuación, en un bol, se mezcla, la mantequilla y el azúcar.
Se añaden las yemas y se mezcla de nuevo. Ahora se vierte la leche y se mezcla de nuevo.
Tamizar la harina a la que se le añade la levadura y mezclar.
Se va añadiendo cucharada a cucharada la harina al bol y se sigue mezclando, así hasta que se acabe la harina, y la masa resultante sea homogénea.
Por otro lado se baten las claras a punto de nieve, cuanto más firme mejor.
Se añaden mediante movimientos envolventes la claras a la masa.
Se separa la masa en dos y a una de las mitades hay que añadirle el cacao en polvo y se mezcla.
Se prepara un molde para el horno, untándolo con mantequilla y espolvoreándolo con harina después.
Se van vertiendo en el molde la masa por capas, alternando parte de la masa clara con la de cacao y así sucesivamente.
Por último se lleva a cocinar al horno, primero a temperatura baja de 110ºC y después se sube a 170ºC durante una hora aproximadamente.
Cuando esté, se saca, se deja entibiar antes de desmoldar y que se termine de enfriar sobre una rejilla.

Trucos y consejos:
Si quieres comprobar que el bizcocho está hecho, puedes pincharlo con un palillo o con un cuchillo en el centro del mismo, y si cuando lo saques está seco y limpio, es que el bizcocho ya está listo.