La receta ideal para esos niños (o no tan niños) que evitan comer verduras: las espinacas son fuente de hierro…Y esta receta es una buena forma de disfrutar de su sabor en formato ‘snack’, como aperitivo, y con un toque de queso, que le va como anillo al dedo.
Paso 1:
Primero descongela las espinacas (puedes hacerlo en el microondas a potencia máxima durante 6 minutos y tapando el recipiente que elijas con papel film). Después escúrrelas muy muy bien porque sueltan mucho jugo y pícalas en trozos pequeños.
Paso 2:
Prepara un bol hondo y coloca ahí tus espinacas. Añade el ajo picado previamente, el queso parmesano rallado (puedes rallarlo tú o comprarlo ya listo para usar) y el puerro picado finito. Incorpora sal y pimienta a tu gusto y mezcla suavemente. Entonces echa los huevos, la harina y la levadura y también la leche (tienes que ser suficiente leche como para que la mezcla quede cremosa a la vez que espesa). Remueve de nuevo para que todos los ingredientes queden bien integrados.
Paso 3:
Para dar forma a tus buñuelos, ayúdate de una cuchara sopera y toma porciones de ese tamaño. En una sartén con abundante aceite caliente vierte tus bolitas de masa y dóralas por ambos lados. Después retira el exceso de aceite escurriéndolas sobre papel.
Presentación:
Incorpora alguna hierba aromática fresca en tu presentación, que puedes hacer en recipientes o platos pequeños. Cuanto más elegantes…¡mejor!
Truco:
Si dejas las espinacas descongelar toda la noche en el frigorífico soltaran mucho más jugo y quedarán prácticamente escurridas y listas: ponlas en un colador sobre un bol para que pueda caer el líquido fácilmente.
Sugerencia:
El secreto de un buen buñuelo o para un rebozado perfecto es la harina. Si buscas una de calidad y versátil, prueba la de marca DIA con la fuerza idónea para preparar esta y otras muchas recetas.