Una idea fantástica para abrir un menú navideño. Esta crema de castañas es deliciosa y si la sirves en una copa de cóctel… pondrás un toque de distinción en tu mesa que sorprenderá a tus invitados. Se trata de una crema de lo más reconfortante, ideal para los fríos días de invierno… con uno de los productos más autóctonos y estacionales de esta temporada: la castaña.
Paso 1:
En primer lugar, ármate de paciencia, para pelar las castañas. Lo ideal es hacerlo con la ayuda de la punta de un cuchillo y en crudo. La primera cáscara de la castaña, no tiene mayor dificultad retirarla. Pero la segunda piel, más adherida a la castaña, a veces sale fácilmente, pero en otras ocasiones es muy complicado. Una forma sencilla de retirarla es escaldándolas. Para ello, pon abundante agua a calentar y, cuando rompa a hervir, introduce las castañas durante un minuto. Enfríalas bajo el grifo para cortar la cocción y ya podrás pelarlas con facilidad.
Paso 2:
Pica finamente el ajo y la cebolla y rehógalos en una olla o cacerola con un poco de aceite a fuego medio, junto con la estrella de anís y una pizca de sal.
Paso 3:
Pica las castañas ya peladas, en trozos medianos. Añade las castañas y rehógalas durante 5 minutos junto a la cebolla para que cojan un poco de color, pero con cuidado de que no se quemen… así que mejor a fuego suave.
Paso 4:
Añade el caldo de pollo y deja cocer hasta que las castañas estén bien tiernas… lo que llevará como unos 20 minutos.
Paso 5:
Retira el anís, añade la nata y tritúralo todo junto hasta obtener una crema fina. Rectifica el punto de sal.
Presentación:
Sirve tu crema bien calentinta en cuencos individuales… puedes adornarla haciendo láminas a alguna castaña que hayas dejado reservada.