Frías o calientes, tapa o plato principal, jamón o pollo, grandes o pequeñas… las croquetas son un bocado irresistible. Su receta es muy sencilla… cuando la domines, anímate a innovar con diferentes rellenos y sabores.
Paso 1:
Pon a hervir la leche con la pimienta blanca, la nuez moscada y una pizca de sal… ten en cuenta que el jamón es salado, así que, al principio, sé prudente.
Paso 2:
En otra cazuela pon la mantequilla al fuego y, cuando se derrita, añade la cebolla. Deja que se haga a fuego suave hasta que esté translúcido. En ese momento, añade el jamón bien picadito y dale unas vueltas. Echa la harina y dale unas vueltas durante un par de minutos y retíralo. Lo justo para quitar a la harina el sabor a crudo, pero cuidando de que no se queme. Dejar enfriar un poco.
Paso 3:
Añade la leche hirviendo y remueve bien para que no quede ningún grumo. Déjalo cocer unos 15 o 20 minutos a fuego lento moviéndolo constantemente y rascando bien el fondo para que no se agarre.
Ponlo en otro recipiente bien estirado y tápalo con papel film tocando la superficie para que no se forme costra. Déjalo atemperar y mételo en la nevera al menos 12 horas.
Paso 4:
Pasado ese tiempo, dale forma y tamaño deseado a las croquetas. Pásalas por harina, huevo y pan rallado.
Paso 5:
Fríe las croquetas en abundante aceite y, cuando estén doradas, sácalas a un papel de cocina que absorba el exceso de aceite.
Presentación:
Las croquetas las puedes presentar de mil maneras…. Pero una forma muy de moda y que resulta todo un éxito cuando tienes un picoteo informal es colocarlas dentro de un cubo pequeño de aluminio cubierto por dentro de un papel absorbente o una servilleta bonita. ¡Sorprenderás a todos tus invitados!