¿Un huevo frito? ¿una croqueta? ¿un huevo relleno? …si y no a la vez. Así son los huevos a la villaroy. Jugosos y exquisitos, una receta clásica e intemporal.
Paso 1:
Cuece los huevos en agua hirviendo con sal durante 10 minutos. Sácalos del agua, enfríalos para cortar la cocción y pélalos. Para evitar que se rompan, échalos al agua hirviendo sólo si están a temperatura ambiente y no fríos. Otra opción, si los huevos están fríos de la nevera es ponerlos en un cazo con agua fría, y sólo después llevarlo a ebullición.
Paso 2:
Parte los huevos a la mitad (a lo largo, no a lo ancho) y saca la yema.
Paso 3:
Mientras, pica la cebolla muy menuda y sofríela en un poco de aceite, y añade el atún escurrido, el tomate frito y la yema desmenuzada. Mézclalo todo bien, hasta hacer una pasta.
Paso 4:
Aparte, haz una bechamel. Para ello acerca al fuego la mantequilla en un cazo y, cuando esté derretida añade la harina y sofríe unos minutos con el fuego bajo y con cuidado de que no se queme. Por otro lado pon a calentar al fuego la leche con la sal, la pimienta y la nuez moscada. Cuando comience a hervir, apártalo y vierte la leche sobre la harina poco a poco. Vuelve a acercar al fuego y mezcla bien con una varilla para que no queden grumos. Deja cocer, removiendo constantemente, a fuego suave hasta que espese. (Debe tener la misma consistencia que la bechamel de las croquetas)
Paso 5:
Rellena los medios huevos con la pasta de atún, ponlos en una bandeja y cúbrelos bien con la bechamel. Llévalos a la nevera y deja que enfríen durante varias horas (y si pasa una noche entera, mejor que mejor).
Paso 6:
Empana los huevos pasándolos por harina, huevo batido y pan rallado. Fríelos en abundante aceite caliente y retíralos a un papel de cocina, que absorba el exceso de aceite. Sírvelos inmediatamente.
Presentación:
Presenta tus huevos a la Villaroy en una cesta o una cajita de madera cubierta con una servilleta bonita. Esta es una receta ideal para celebraciones informales, cumpleaños de niños o meriendas y cenas de picoteo. Se comen calientes... aunque fríos, también están riquísimos.