Hace un par de años estuve en México, concretamente en Tijuana y toda la zona norte. Me quise traer un cachito de allí y creí que una buena forma era aprender la cocina típica, que tan famosa es. Me llevé un cuadernito de bolsillo con un bolígrafo y me dediqué a preguntar las recetas de los platos que más me sorprendieron. Uno de mis preferidos es este, los huevos rancheros, famosos en el mundo entero.
Cojo una tabla y un cuchillo bien afilado, y pico los tomates, el chile, la cebolla y el ajo en trocitos pequeños. Los echo todos a la batidora y los trituro hasta obtener una salsa. Para que las tortillas estén más sabrosas, las engraso con un poco de aceite caliente (calentarlo en la sartén, os servirá para los huevos), las escurro y las dejo reposar bien tapadas para que mantengan el calor.
Mientras frío los huevos voy sacando tortilla por tortilla y las coloco en los platos y les echo la salsa de tomate por encima. Pongo un par de huevos fritos por plato, unas hojitas de cilantro y listo para comer.