Lenguas de Gato caseras

En mi casa siempre era habitual que hubiese lenguas de gato para comerlas con un buen vaso de leche y cacao a la hora de merendar. Puede parecer raro pero de verdad que a mi hermana y a mí nos encantaban, y no podíamos imaginar merienda mejor. Podéis probarlas con té o café, pero una cosa os digo, hay que tener cuidado porque son adictivas.

Sacamos la mantequilla de la nevera un rato antes de empezar a hacerlas ya que tiene que estar a punto pomada.
Empezamos poniendo en un bol la mantequilla blanda y el azúcar glas y lo batimos enérgicamente con unas varillas metálicas hasta que quede una mezcla homogénea.
Hecho esto vamos a añadir poco a poco las claras de huevo, batiendo continuamente, hasta que quede todo bien mezclado.
Seguido de esto pondremos también poco a poco la harina que hemos tamizado previamente y seguimos batiendo. Lo mezclaremos todo con una espátula hasta conseguir una masa bien fina.
Vertemos la mezcla en una manga pastelera con boquilla lisa. Si queréis que las lenguas de gato tengan relieve podéis usar una boquilla estrellada.
Preparamos una bandeja para el horno cubierta con papel de hornear y con la manga vamos haciendo unas tiras finas de unos 7 cms. de largo aproximadamente. Tenemos que dejar una separación entre ellas ya que al entrar en el horno se expanden al deshacerse la mantequilla.
Hemos precalentado el horno a 200º centígrados por arriba y abajo y ya las cocemos durante unos 12 minutos aproximadamente.
Cuando empiecen a dorarse hay que sacarlas del horno ya que después se secan. Las dejamos enfriar

Si sois muy golosos, al final podéis bañar una de las puntas con el chocolate caliente y las dejáis en una rejilla hasta que el chocolate se seque.