Mousse de café

Me gusta tanto el café que hubo un tiempo en el que se podía decir que incluso abusaba de él. Una forma estupenda de tomarlo es mediante esta mousse de café. Un postre ligero y delicioso, que lo tome quien lo tome seguro que sale encantado.

Lo primero que tenemos que hacer es colocar las claras en un bol metálico junto con el azúcar y lo llevamos al baño maría (sin que el bol toque el agua ya que debe cocinarse con el vapor) y lo batimos constantemente con unas varillas de alambre hasta que los gránulos se hayan disuelto, lo que tardara más o menos unos 3 minutos.
Cuando esté, lo vamos a retirar del baño maría y lo colocamos en la batidora eléctrica y batimos hasta que tome consistencia de merengue.
Entonces lo metemos en la nevera hasta que lo utilicemos después, más o menos en unas 2 horas.
Por otro lado en un bol, batimos la nata junto con el café granulado, el instantáneo, hasta que esté a medio punto, algo denso pero no a punto chantilly.
En ese punto añadimos más o menos 1/3 del merengue y lo mezclamos bien, luego incorporamos el resto y mezclamos con movimientos suaves y envolventes ayudados con una espátula. Lo reservamos durante 3 horas en la nevera.
A la hora de servir, lo que hacemos es poner en unos vasos un poco de esta mousse de café, y unos trozos de bizcochos o vainillas. Intercalamos mousse y bizcochos hasta que llenemos todo el vaso. Lo aconsejable es hacer este paso justo antes de servir, o poco antes de sentarnos a la mesa, ya que si no se podría humedecer demasiado el bizcocho y no quedaría con la textura ideal.
Cuando los tengamos rellenos todos, lo metemos en la nevera justo hasta el momento de servir.