Desde hace años llevo haciendo estas patatas al ajillo para servir como guarnición a las carnes que preparo asadas, y la verdad es que gustan a todo el mundo. Es algo muy sencillo de hacer y que conviene siempre tener en mente para ese tipo de platos.
Lo primero que cortamos las patatas en medias lunas o cuartos, no muy finas. Las sazonamos y espolvoreamos de pimienta negra recién molida y las colocamos en una fuente de horno.
Por otro lado en un mortero machacamos el ajo que habremos cortado en rodajas, junto con el perejil y una pizca de sal, mezcla que vertemos sobre las patatas además de un chorrito de aceite de oliva.
Las llevamos al horno a temperatura media hasta que estén hechas y tengas ese bonito color dorado.
Lo mejor es servir bien calientes estas patatas al ajillo, ya que es como mejor están.