Una receta sencilla y que resulta estupenda para esas meriendas o cenas informales de picoteo. Según te gusten los sabores más fuertes o más suaves, juega con el tipo de mejillones a utilizar: al natural o en escabeche… ¡también puedes preparar uno de cada!
Paso 1:
Acerca un cazo con agua al fuego y, cuando rompa a hervir, añade sal y el huevo (que debe estar a temperatura ambiente y no frío, para que no se rompa la cáscara por el choque de temperaturas). Debe cocer durante 12 minutos. Pasado ese tiempo, sácalo y enfríalo bajo el chorro de agua fría o bien en un bol de agua con hielo.
Paso 2:
Pon el vaso de la batidora los mejillones con todo su jugo, el huevo pelado y cortado en 4 (reservate uno de los cuartos para picarlo menudo y adornar al final), el queso crema y un chorrito de aceite de oliva. Tritura hasta que quede una crema homogénea.
Paso 3:
Pica las aceitunas y las alcaparras finitas e incorpóralos al paté. Corrige de sal si fuera necesario y termina con un poquito de pimienta negra recién molida. Guarda en la nevera al menos un par de horas antes de consumir.
Presentación:
Sirve el paté bien fresquito, con unas aceitunas enteras como adorno y el huevo rallado espolvorado por encima que tenías reservado, junto con tostas o pan crujiente… y que cada cual se sirva a su gusto. Una idea muy original de presentación es emplatar este paté en una lata de conservas… por ejemplo, la misma de los mejillones, bien lavada. ¡Sorprenderás a tus invitados!