Una receta fácil, moderna y económica que incorpora sabores como el de los frijoles a productos tan comunes como el pollo.
Paso 1:
La noche anterior pon a remojo las alubias negras o frijoles.
Ya por la mañana, pon las alubias en agua. La cantidad de agua será aproximadamente de unas 2,5 o 3 veces el volumen de legumbre. Si a ojo no te resulta fácil saber cuánta agua debes añadir, prueba a medir en un bol cuánto ocupan las alubias ya húmedas, y después pones unas tres veces ese mismo bol con agua. Eso si, mídelo con la alubia ya húmeda y no seca, cuyo volumen es menor. Acerca esa agua al fuego y añade la cebolla, la zanahoria, el ajo y el tomillo. Cuando rompa a hervir, baja la intensidad del fuego y déjalo cocer.
Paso 2:
Mientras tanto, pon a macerar el pollo cortado en dados con la cerveza, sal y pimienta en grano.
Paso 3:
Cuando esté cocida la alubia, lo que llevará aproximadamente una hora y media, escúrrela y tritúrala.
Paso 4:
Por otro lado, pon en una olla o cacerola un poco de aceite, refríe la cayena durante un minuto y añade el puré de frijoles y el tomate frito. Sofríe durante 15 minutos a fuego lento hasta que se vaya quedando un puré seco. Entonces apártalo y resérvalo.
Paso 5:
Prepara la tempura mezclando dos partes de harina especial para tempura por tres de agua muy fría. El truco para la que la tempura salga perfecta es que el agua esté muy fría. Lo ideal sería, de hecho, que metieras el agua que vaya a utilizar un rato antes en el congelador. Mezcla con una varilla o tenedor enérgicamente, hasta conseguir una crema espesa.
Paso 6:
Escurre el pollo de la cerveza, pínchalo en las brochetas y pásalo por la tempura. Escurre el exceso y fríe en abundante aceite, muy caliente, hasta que esté hecho. Sírvelo inmediatamente.
Presentación:
Presenta las brochetas del pollo en tempura sobre una base de puré de frijoles. Adorna con un poquito de cilantro para adornar.
Más o menos picante:
Este es un plato que puede resultar muy picante en función de la cayena que utilices. Por supuesto, la medida ideal es tu gusto. Si refríes una cayena el puré de frijoles tendrá un sutil punto picante. A partir de ahí hazlo más picante añadiendo más cayenas, o elimínalo por completo si, por ejemplo, a tus hijos no les gusta el picante. Otra opción para dar un punto picante a tu plato pero no en exceso es refreir la cebolla con la cayena, pero retirarla antes de añadir el puré de frijoles.