Todo un clásico de la gastronomía madrileña, porras, que solas o con churros, no falta en ningún bar ni churrería de la capital. Se trata de un delicioso y tradicional dulce de sartén, tan típicos por toda la geografía española, que en ocasiones, y fuera de Madrid, se confunde con los churros. Comparten ingredientes, sí, pero el aspecto final es diferente: la porra es más alargada, gorda y esponjosa, y el churro más pequeño, denso, frecuentemente en forma de lazo.
Hay a quien le gustan más los churros y no toma porras, quien disfruta con los dos y quien solo toma porras. Y entre ellos... también hay diferencias sutiles: hay madrileños que prefieren la porra central, más enroscada y a quien le gusta los extremos... y un buen churrero, conoce al dedillo los gustos de todos sus clientes.
Paso 1:
Calienta el agua hasta que esté tibia y añade la levadura de panadería, removiendo hasta que se disuelva completamente.
Paso 2:
Agrega la sal, el bicarbonato y el aceite y remueve.
Paso 3:
Tamiza la harina de fuerza e incorpórala al agua con levadura poco a poco, removiendo constantemente para que quede perfectamente integrada. Amasa hasta que no quede ningún grumo y tu masa tenga la consistencia de una salsa pastosa y muy espesa. Agrega un poco más de harina si la encuentras demasiado líquida.
Paso 4:
Deja reposar la masa 1 hora para que la levadura fermente pero no sobrepases ese tiempo porque un exceso de fermentación puede arruinar el resultado. Comprueba que la masa ha aumentado su tamaño y tiene una consistencia más maleable.
Paso 5:
Mete la masa de tus porras en una manga pastelera equipada con boquilla rizada. Presiona y compacta la masa para que no haya burbujas de aire.
Paso 6:
Pon a calentar abundante aceite de girasol (o de alguna variedad de oliva muy suave, tipo arbequina) en una sartén ancha y no muy profunda. Cuando alcance una temperatura elevada (no debe bajar de 190°C), empieza a echar masa en el aceite, ya sea formando bastones o extendiéndola en forma de espiral. Fríela por los dos lados y retira las porras cuando estén doradas. Reserva sobre papel de cocina o de estraza para que escurran el exceso de aceite.
Presentación:
Sirve tus porras acompañadas de la bebida caliente que prefieras, aunque la más tradicional es el chocolate. Deja un recipiente con azúcar cerca para que cada comensal se sirva a su gusto… ¡y a disfrutar!
Sugerencia:
Si quieres unas porras consistentes y esponjosas, elabora la masa con harina de fuerza DIA. Su extra de gluten te proporcionará una masa elástica ideal.
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