Un pudding no es más que una elaboración dulce cuyo nombre nace en el Reino Unido pero que ya un topo de postre ampliamente conocido a nivel internacional. Su elaboración no tiene mayor dificultad ya que solo se trata de mezclar de manera homogenea todos los ingredientes y tener mucho cuidado con el horneado.
Paso 1. Precalentar el horno a 180ºC. Siempre es aconsejable tener el horno ya en la temperatura deseada cuando tenemos que preparar pasteles. Es una de las claves para no tener problemas a la hora de desmoldarlos
Paso 2. Engrasar una fuente refractaria con mantequilla para que el pudding de mango no se quede pegado y colocar en una bandeja de horno.
Paso 3. Tamizar la harina, la sal, el azúcar y la levadura en un bol. Nos parece fundamental tamizar estos ingredientes, no es más que pasarlos por un tamiz para eliminar imperfecciones pero, sobre todo, para airearlos y conseguir postres más livianos. Añadir la leche, la mantequilla fundida, el huevo y el extracto de vainilla y remover bien. Incorporar el mango y verter la mezcla en la fuente.
Paso 4. Incorporar el azúcar moreno, la miel y 250 ml de agua hirviendo en un cazo, y llevar a ebullición, removiendo para que el azúcar se disuelva. Verter la mezcla sobre el pudin (no se alarme, este inusual método funciona de maravilla). Hornear de 40 a 45 minutos, hasta que quede dorado. Retirar del horno y dejar reposar 10 minutos antes de servir.
Paso 5. Mientras, vamos a preparar la salsa: poner todos los ingredientes para la crema en un cazo y batir. Cocer la mezcla a fuego lento, sin que llegue a hervir, de 6 a 8 minutos, hasta que esté lo suficientemente espesa como para cubrir el dorso de una cuchara.
Paso 6. Servir con el pudding.
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