Todo un clásico del mar i muntanya de la cocina catalana. Una de esas recetas sabrosas que nos demuestran lo bien que casan el mar y la tierra, el pescado y la carne. Todo un acierto que sorprenderá a tus invitados… ¡Todo el mundo te pedirá la receta de albóndigas con sepia!
Paso 1:
Moja el pan en leche, dejando que empape bien. Mezcla la carne picada con el ajo y el perejil, picado muy finitos, y la yema de huevo. Añade un pellizco de canela y sal y pimienta. Mezcla todo bien hasta que se integren todos los elementos, y deja que repose toda la mezcla rato en la nevera para que sea más fácil hacer las albóndigas.
Paso 2:
Mientras, limpia y corta la sepia en trozos medianos y en una cazuela baja o marmita calienta unas 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Saltea la sepia a fuego medio, y cuando esté doradita, resérvala.
Paso 3:
En el mismo aceite de la sepia, sofríe la cebolla y el ajo bien picaditos a fuego suave.
Paso 4:
Pica por otra parte las avellanas y la galleta y añádelas a la cazuela cuando la cebolla ya vaya estando transparente, junto al pimentón. Dale unas vueltas a todo junto durante un par de minutos. Añade en ese momento el vino, el caldo, la salsa de tomate, el chocolate, un poco de sal y pimienta… y sube el fuego hasta que empiece a hervir. En ese momento, bájalo y añade la sepia previamente salteada.
Paso 5:
Por otro lado, forma tus albóndigas con las manos y enharínalas ligeramente. Fríelas en una sartén con abundante aceite de oliva caliente hasta que se doren. Resérvalas en papel de cocina.
Paso 6:
Incorpora las albóndigas al guiso de sepia y déjalas cocinar a fuego muy suave, con la cazuela tapada y sin remover durante al menos 10 minutos.
Presentación:
Sirve tu receta de albóndigas con sepia bien calentita… y acompáñalas con patatas fritas si te gustan, o con una ensalalda… pero sobre todo, que no falta una buena cantidad de pan… ¡porque la salsa está para chuparse los dedos!
Sugerencia:
Para la salsa de estas riquísimas albóndigas no dudes en utilizar el caldo de pescado marca DIA. Los bricks dan un resultado estupendo, un sabor bueno e intenso, no tienen sal en exceso y, lo mejor de todo, si no lo utilizas todo... puedes improvisar otro dia una sopita de pescado rica.