La contundencia de la morcilla y la delicadeza de los piñones dan lugar a combinaciones fabulosas. En esta receta se alían con las setas en uno de los revueltos más ricos de nuestra gastronomía tradicional.
Paso 1:
Limpia las setas (si las has comprado frescas) o descongélalas (si has optado por una bolsa de mezcla de setas congeladas). Y, en ambos casos, córtalas en trozos medianos.
Paso 2:
En una sartén amplia, rehoga las setas a fuego vivo con un chorro de aceite de oliva y sal, para que suelten su agua.
Paso 3:
Saltea la morcilla cortada en rodajas gordas en una olla o cacerola a fuego medio. Lo ideal es quede un poco crujiente por los lados. Cuando estén casi listas, añade las setas y dóralas durante unos segundos.
Paso 4:
Casca los huevos y añádelos tal cual, sin batir ni nada, a la olla de la morcilla y los piñones. Añade un poco de sal y empieza a remover para que se vayan rompiendo.
Paso 5:
Casi inmediatamente, sin que los huevos se hayan cuajado, añade rápidamente las setas.
Paso 6:
Apaga el fuego y sigue removiendo hasta que los huevos se hayan cuajado con el calor de la olla. Rectifica el punto de sal y añade el perejil picado.
Presentación:
Sirve el revuelto inmediatamente, en una fuente grande para ir picando, o bien en pequeñas cazuelas individuales. Para disfrutar aún más de este revuelto, acompáñalo con tostas de pan bien crujientes.