Scons

Los scons son un bollo de origen inglés hecho con mantequilla. Allí lo suelen comer a la hora del desayuno o del te untados con un poco de mermelada, pero a mime encanta hacer con ellos pequeños bocadillos para comer a cualquier hora del día. Son muy ricos y la verdad que muy fáciles de realizar.

En primer lugar tamizamos juntos los 240 gramos de harina con los 60 gramos de azúcar, la pizca de sal y las 3 cucharaditas de levadura. Después se agregan los 100 gramos de mantequilla fría deshaciéndola con ayuda de un tenedor.
Por otro lado batimos las 2 yemas y un huevo junto con las 3 cucharadas de leche. En el cuenco con la harina y el resto de ingredientes tamizados hacemos un hueco en el centro y agregamos la mezcla anterior de huevo.
Unimos bien todos los ingredientes hasta que quede todo perfectamente integrado pero sin amasar, así los scones tendrán la textura ideal. A continuación lo estiramos con un rodillo hasta que nos quede de un grosor de unos 2 cm, y los cortamos con un cortapastas haciendo la forma de los scones.
Ponemos los scones sobre una placa del horno, separados entre sí para que al hornearlos no se peguen, y solo nos queda pintar su superficie con una yema batida junto con un poquito de leche.
Los llevamos a hornear durante unos 12 minutos aproximadamente a horno moderado. Los scons están súper ricos así simplemente, pero si quieres hacerlos aún mejores, prueba a añadir a la masa unas pasas o unas frutas escarchadas.