Literalmente significa “enrollado”. Y así se hace, haciendo un rollo con una masa a la que se acompaña habitualmente con manzana. Aunque hay muchas versiones, este es un postre típico de Austria y el sur de Alemania y que surgió al parecer en 1696. La biblioteca de Viena guarda a buen recaudo un manuscrito con la receta original. Aquí va la nuestra.
Paso 1:
¡Empecemos con la masa! Mezcla los ingredientes en un bol y amasa con energía durante 10 minutos, asegurándote de que todo se integra muy bien. Tapa el bol con papel film y mételo en la nevera.
Paso 2:
Pela las manzanas y córtalas en trozos pequeños. Por otro lado, en una olla derrite la mantequilla junto al pan rallado y remueve un poco hasta que se dore y reserva de momento.
Paso 3:
En un bol, marina las manzanas para que cojan sabor y aroma. Hazlo así: mezcla los trocitos de fruta con el azúcar, las pasas, el ron y las nueces y deja reposar 20 minutos. Después pásalo por un colador y mezcla con la mitad del pan rallado tostado.
Paso 4:
Saca la masa de la nevera y estírala para que te quede un cuadrado grande. Tiene que quedarte muy fina. Por eso tendrás que ayudarte de un puñadito de harina, e ir echando de vez en cuando un poco para que no se pegue la masa a la mesa.
Paso 5:
Cuando esté bien estirada espolvorea el pan rallado que te queda por encima y después extiende la mezcla de las manzanas hasta la mitad. Entonces enrolla el strudel poco a poco con cuidado.
Paso 6:
Ahora al horno. Primero precaliéntalo a 180º C y pon el strudel en una fuente de horno con papel vegetal debajo. Pinta tu dulce con huevo batido y hornea durante 35 o 40 minutos hasta que quede bien dorado. ¡Cuidado y que no se queme!
Presentación:
Antes de servirlo deja que se enfríe un poco y te sabrá aún más delicioso. Si lo dejas para el día siguiente, puedes pegarle un ‘toque de horno’ de un par de minutos antes de llevarlo a la mesa para que quede templadito. Puedes cortar tu ‘rollo’ de strudel en las porciones que quieras y servir con un poco de canela. También se suele acompañar con nata o helado de vainilla.
Otras versiones:
Esta especialidad vienesa también es muy versátil y se prepara con otros ingredientes y en versiones saladas: ¿qué tal con frutas secas como albaricoques, higos y dátiles, o una alternativa vegetariana con calabaza y queso de cabra? ¡Puedes echarle imaginación y hacer tu propia versión!